La Iglesia Católica atraviesa un momento complicado en Checoslovaquia a principios de los años 80. El régimen comunista amenaza con destruir la institución y la somete a un estricto control, por lo que se ve obligada a aceptar ciertas restricciones relacionadas con la libertad de creencias y de expresión. El clérigo está dividido entre la "iglesia de las catacumbas", que mantiene el contacto con el Vaticano y con la prensa occidental, y la "jerarquía eclesiástica", que coopera con las fuerzas del poder y está representada por sacerdotes pertenecientes a la asociación "Pacem in Terris", cuya vida se extendió en el país desde 1971 hasta 1989. Este es el contexto en el que los jóvenes seminaristas Michal y Juraj tienen que decidir si mantenerse fieles a su vocación e idealismo o arrodillarse ante las presiones de la policía secreta.